5 Razones por qué un sacerdote debe usar una sotana o “cuello romano”

Eco. 15, 15-21

Sal 118

1 Cor 2, 6-10

Mt 5, 17-37

EL MISTICISMO DE LA LEY

1. Las lecturas hoy tomadas del Libro de Eclesiástico, Salmo 118, y el evangelio de San Mateo nos presentan con un idea contraria al sentido común. La idea es que podemos tener una espiritualidad que gira en torno de la ley de Dios.
   1. Generalmente tenemos una opinion negativa sobre la ley. Pensamos mal de la ley porque fijamos en la ley humana que muchas veces es injusta.
   2. Pero la Biblia hoy nos enseña que la ley de Dios no solo es justa y buena pero también que debemos amar la ley como una expresión de la voluntad divina.
2. El hombre es capaz de desobedecer la ley divina.
   1. Un sabio judío llamado Denis Preger dijo que hay dos clases de hombres: los que obedecen la ley y los que rebelan contra la ley.
      1. Dios es el gran legislador. Toda ley procede de Dios. La ley de la naturaleza y la ley natural son establecidos por el creador que hizo un mundo ordenado y predecible. Es ordenado porque las criaturas no-racionales tienen que obedecer el orden preestablecido por Dios.
      2. En cambio las criaturas racionales, los hombres y los ángeles, pueden desobedecer. No están obligados a seguir la ley natural.
      3. Pues el hombre tiene una opción fundamental o bien, quiere obedecer la ley divina o bien quiere rebelar contra ella.
   2. En la primera lectura leemos del libro de Eclesiástico. El autor asegura que el hombre si quiere, puede observar los mandamientos y cumplir fielmente lo que le agrada a Dios. El Señor le da al hombre la capacidad de elegir. “Y a nadie le ordenó ser impío ni dio a nadie autorización para pecar.”
3. El salmo 118 nos enseña que la ley de Dios merece ser alabada y amada. Aquí se habla no solo de la ley natural sino de los mandamientos explícitos que Dios dictó a Moisés.
   1. Salmo 118 es el salmo más largo en la Biblia. Es un hermosa poema que alaba la ley de Dios.
   2. Es el salmo más largo de la biblia, y en cada versículo se menciona la palabra “ley” or otra palabra que significa la misma.
   3. El menaje importante es que aquel que cumple la voluntad del Señor, es decir, obedece su ley, es dichoso: es feliz.
   4. La ley de Dios merece ser alabada y amada porque nos conduce a la felicidad.
4. Por último llegamos al evangelio de Mateo capítulo 5 donde se encuentra el sermón de la montaña. Es la parte del evangelio donde Jesús promulga la nueva ley del Reino de Dios.
   1. La primera cosa que Jesús tiene que clarificar es la relación entre la antigua ley que Dios dictó a Moisés para guiar a los Judíos y la nueva ley que Él daba para que el Reino de Dios se extiende a todo el mundo.
   2. «Jesús dijo a sus discípulos: “No crean que he venido a abolir la ley o los profetas; no he venido a abolirlos, sino a darles plenitud. Yo les aseguro que antes se acabarán el cielo y la tierra, que deje de cumplirse hasta la más pequeña letra o coma de la ley.»
   3. Luego Jesús da un ejemplo de dar plenitud a la ley con una serie de dichos que tienen la formula “USTEDES HAN OÍDO QUE SE DIJO A LOS ANTIGUOS… PERO YO LES DIGO...”
      1. Han oído que se dijo a los antiguos: No matarás y el que mate será llevado ante el tribunal. Pero yo les digo:
      2. También han oído que se dijo a los antiguos: No cometerás adulterio. Pero yo les digo que quien mire con malos deseos a una mujer, ya cometió adulterio con ella en su corazón.
      3. Han oído que se dijo a los antiguos: No jurarás en falso ... Pero yo les digo: No juren de ninguna manera... Cuando ustedes digan «sí», que sea sí, y cuando digan «no», que sea no.
   4. La idea es que la ley del reino de Dios va más allá de la ley Dios dio a los Judíos. Va más profundo y extiende a más personas. Los beneficios de la ley se ofrece a todo el mundo pero las personas pueden negar a entrar en su reino.
5. En fin, para resumir la biblia nos enseña que la Ley de Dios es una expresión de su amor. Él quiere que seamos felices y nos da su ley como una guía. El hombre tiene una opción fundamental puede querer obedecer la ley que conduce a la felicidad o puede rebelar contra Dios y su ley.