Equilibrio Católico
La Cuaresma se abre
con el impactante rito de la ceniza y de la consigna “Memento,
homo, quia pulvis es, et in pulverem reverteris” =
“Recuerda hombre eres polvo y a polvo volverás”.
Palabras, que a pesar de ser repetidos año tras años no
recordamos. El hombre es un criatura que olvida. Muchas veces
olvidamos las cosas importantes y recordamos los detalles de poca
importancia.
La autosuficiencia, la
seguridad, la fuerza física y la juventud alejan el pensamiento
del inevitable fin. No nos gusta recordar lo que debemos. Pero con
la aparición de este coronovirus muchos olvidadizos tienen que
recordar de la muerte.
Es cierto que hay
otras enfermedades mucho más mortíferas. Es cierto que a cientos
de miles de personas cada día mueren de hambre y del crimen del
aborto. Sin embargo estos muertes y peligros no llaman la
atención. Nuestra cultura de muerte nos hace insensibles. Pero
curiosamente frente a este pequeñísimo virus ha llamado la
atención del mundo a la realidad de nuestra debilidad y nuestra
inevitable muerte. Gente se siente indefensa, se siente desvalida y
esto le produce una profunda angustia.
Creo que no es
coincidencia sino Providencia que este virus nos toca durante el
tiempo de cuaresma: el tiempo más serio y austero del año
litúrgico, la noche oscura anual que estimula la memora de las
realidades más importantes. Tal vez de esta manera podamos
entender, como dice San Alfonso, que no hay Resurrección sin
Pasión, que no hay Resurrección sin muerte.
La Iglesia, nuestra
Madre y Maestra, nos ha pedido siempre penitencia, ayuno y oración.
Este año parece aún más claro que la penitencia, el ayuno y la
oración tienen que ser las llaves que cierren las puertas a esta
enfermedad y a su vez nos abran el corazón para entender el
misterio de la muerte.
Necesitamos caer en
tierra ante los pies de Cristo ante el rostro misericordioso del
Padre para pedir la gracia de padecer, cuando Dios lo disponga, una
muerte cristiana. Es cierto que naturalmente no deseamos la muerte,
pero sobrenaturalmente la muerte es un camino, el único camino, que
conduce a la Vida. Seguramente ese camino se nos presenta
enigmático, incomprensible, como le sucedió a los discípulos
cuando Nuestro Señor les repetía, dirigiéndose a Jerusalén, que
debía ir a padecer la muerte.
Lo decimos de nuevo,
hay que caer a tierra, al polvo para recordar que somos polvo.
Debemos rezar con mucha unción contemplando la muerte de Cristo y
nuestra muerte.
Sólo de esa manera el
velo de la Muerte se rasgará y no hará falta más luz de sol ni de
luna, porque brillará en todo su esplendor la Lumbrera que es el
Cordero.
Durante las últimas
semanas el mundo sin Dios se puso histérico. El pánico es
impulsado por los medios de comunicación que buscan cada vez más
llamar la atención del vidente o lector.
Los Católicos
debemos mantener el equilibrio. El Wuhan virus es una influenza no
es la peste negra. Hay que tener cuidado. No debemos tentar el Señor
y pedir intervención sobrenatural para protegernos de una enfermedad
que podemos evitar con medios naturales. Pero tampoco vamos a olvidar
a rezar y pedir la intervención sobrenatural. Debemos rezar mucho
1º por la salvación eterna y 2º si es conveniente para la
salvación eterna que no nos toque el coronavirus.
1. Cuidado con el
saludo de la paz.
2. NO TIENES QUE
COMULGAR. PUEDES HACER UNA COMUNIÓN ESPIRITUAL.
3. NO ES CIERTO QUE
LA COMUNIÓN EN LA MANO ES MÁS HIGIÉNICO ESPECIALMENTE SI NO HAS
LAVADO LAS MANOS.
4. TODO CATÓLICO
TIENE EL DERECHO DE RECIBIR LA COMUNIÓN ARRODILLADA Y EN LA BOCA QUE
TODAVÍA ES LA NORMA DE LA IGLESIA, NO HAY NINGUNA OBLIGACIÓN DE
RECIBIR EN LA MANO.
5. PERO ALGUNOS
PASTORES RECOMIENDA QUE RECIBEN LA COMUNIÓN EN LA MANO. SU
PENSAMIENTO ES QUE SI TENEMOS PERMISO PARA RECIBIR LA COMUNIÓN EN LA
MANO PODEMOS USAR ESTE PERMISO PARA EVITAR EL CONTAGIO DURANTE TIEMPO
DE EPIDEMIA.
En el mundo con una
población 7.7 mil millones esta mañana hay 157.299 casos y 5,836
muertos.
En argentina
población 44,270,000 hay 45 casos y 2 muertos.
Hay muy poca
probabilidad que vas a morir de corona virus. Pero que vas a morir
hay 100 por ciento certeza. Debemos durante la cuaresma meditar
sobre la muerte y rezar y pedir una muerte cristiana.
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