El juego del bien, la belleza y la virtud.
El juego del bien, la belleza y
la virtud.
Vincent Capuano, S. J.
(este trabajo fue presentado hace unos años en la Semana Tomista en Buenos Aires, proximamente será publicado en la revista Gladius.)
En el año
1960 Han-Georg Gadamer publicó la edición alemana de Verdad
y Método1.
El tema
del libro
es
la hermenéutica
filosófica.
Escondido2
en su obra hay una sección donde se desarrolla una fenomenología
de juego que él afirma es una pista para entender el concepto de
comprensión.3.
Al ser un
fenomenólogo Gadamer no define el concepto de juego, ni afirma
proposiciones ni demuestra sistemáticamente su tesis. Su objetivo
es encontrar el sentido y legitimizar ideas pero no comprobarlas con
una lógica silogística. Solamente quiere mostrar que el juego es
una pista o indicio que se puede usar para entender algunas verdades
fundamentales sobre el concepto hermenéutico de la comprensión4.
Para lograr eso describe el fenómeno del juego como un apartado de
su tratado de la verdad que se encuentra en el arte.
En cuanto al tema de esta “semana
tomista” pienso que la fenomenología de juego hecho por Gadamer
puede iluminar la naturaleza del juego y su relación con la verdad,
el bien y lo bello. Además, nos clarifica algunos aspectos de la
naturaleza de la virtud y su formación.
La comprensión
según la tradición Aristotélica-Tomista es una de las virtudes
intelectuales junto con el arte, la ciencia, y la sabiduría
filosófica. Gadamer argumenta que el juego es una pista para
captar lo que es la comprensión. Se puede leer tal afirmación con
el “prejuicio” tomista como si Gadamer propone que el juego es la
pista para captar lo que es la virtud o habitus
de comprensión. Gadamer no lo dice explícitamente pero pienso que
corresponde a una interpretación tomista de su obra. Además,
Gadamer tiene una sección interesante en Verdad
y Método
llamada " la relevancia hermenéutica de Aristóteles”5
donde compara la Ética de Virtudes de Aristóteles a su noción de
comprensión, dice: “A modo de conclusión, podemos poner en
relación con nuestro planteamiento la descripción aristotélica del
fenómeno ético y en particular de la virtud del saber moral; el
análisis aristotélico se nos muestra como una
especie de modelo de los problemas inherentes a la tarea
hermenéutica”
6
Es mi tesis que el concepto de juego descrito por Gadamer es clave
para entender toda virtud y no únicamente la virtud intelectual de
comprensión. Más, es la clave para una mayor comprensión del
bien, la verdad y la belleza. Es precisamente en la relación con el
bien, la verdad y lo bello que el juego se relaciona con la virtud.
Un corolario importante es que la relación entre el juego, los
transcendentales y la virtud ayuda resolver la dicotomía entre la
ética deontológica y la escuela ética de eudemonismo.
El juego domina al jugador.
Según
Gadamer, una de las notas del concepto de juego es que el juego
domina al jugador. El juego siempre requiere un objeto ajeno del
jugador. Existe una intencionalidad, un jugador siempre juega algo.
Tiene
que existir algo en que se fija la atención. Es decir que existe un
juego o competencia que ocupa el jugador. Esto es un corolario del
principio de los fenomenólogos: “Uno no puede simplemente pensar,
tiene que pensar algo.”
Tal acto de
atención tiene un efecto interesante, el objeto de la atención a lo
que se atiende llena por completo la conciencia del jugador tal que
parece dominarle. Como dice Gadamer: “todo
jugar es un ser-jugado.
La atracción del juego, la fascinación que ejerce, consiste
precisamente en que le juego se hace dueño de los jugadores”7.
En otras palabras, el juego
absorbe la atención del jugador. La atención cambia a enfocar en
el jugar del juego y deja de enfocar en uno mismo. Ocurre una forma
de olvido de uno mismo. En este sentido se puede decir que el juego
domina al jugador.
Lo que Gadamer
ha dicho sobre el juego en general se puede también decir sobre el
juego competitivo, el deporte. Es característica de la competición
deportiva que los individuos involucrados quedan absortos en el
movimiento ida y vuelta de la competencia. El jugador como
competidor no se reserva ensimismado en la auto-contemplación. Más
bien, el jugador compitiendo se pierde en la ida y vuelta, el tiro y
afloja de la acción. En cuanto al juego, Gadamer dice que el jugador
que no puede perderse en la intensidad del juego es considerado un
“aguafiestas” “spoil sport8”
que arruina al juego y no está jugando realmente.9
Se puede decir lo mismo del juego competitivo conociendo las reglas,
procedimiento y técnicas necesarios para la competición solamente
tiene sentido si el competidor juega, entregándose al juego.
Entonces
decimos que el juego no se puede definir sin una consideración de la
subjetividad de jugador. Objetivamente puede estar físicamente en
la cancha pero subjetivamente estar en otro. Por ejemplo un jugador
habilidoso que domina una competencia y se luce haciendo maniobras
para llamar la atención. Es consciente de si mismo como un objeto de
admiración. Considerado
subjetivamente
no está
jugando
de
verdad. Tampoco
es un jugador jugando de verdad si no está seguro de sus
habilidades, es crítico de si mismo y tiene vergüenza. Para jugar
de verdad uno tiene que perderse en el juego.
El lenguaje
popular de la cultura basquetbolística cuando un jugador está “into
the game” bien concentrado y está tirando bien se dice que es
“inconsciente” o “en la zona”. Estos términos indican un
estado de consciencia donde no hay distracciones fuera del juego
mismo y hay un olvido de uno mismo. Aun el esfuerzo del juego parece
desaparecer, no hay desgaste a pesar de que se esfuerza mucho. Del
mismo modo los jugadores que se pierdan en el juego ignoran las
lesiones. Solamente se dan cuenta después del partido cuando
piensan lo que le pasa. “Decimos que los dolores aparecen cuando el
jugador “se enfría”: en un doble sentido, cuando deja de estar
“caliente”, absorbido por el juego, y –entonces- cuando los
músculos recobran la temperatura habitual”10.
Por el otro lado, un jugador
“trabado” pierde la calma y yerra oportunidades que se le
presentan, cuando está pensando en sí mismo, en una situación
crucial. Tiene ansiedad sobre su actuación y fracasa porque deja
imágenes de si mismo desplazar la atención necesaria para el juego
mismo.
Otro ejemplo es el proceso de
aprendizaje cuando uno aprende un juego. Siempre al inicio hay un
periodo necesario de enfoque en uno mismo y los movimientos propios
hasta que se aprenden las técnicas, reglas y procedimientos de un
juego. Solamente después de lograr tal dominio se puede jugar o
competir de verdad. Entonces la necesidad de atender a uno mismo
disminuya y la atención se puede enfocar en el juego.
El juego
entonces tiene primacía sobre la atención del jugador.11
El olvido de uno mismo de un jugador competitivo, metido en el juego
no es el resultado de un control metódico del enfoque más bien es
el resultado de estar absorto en la acción del juego.
Como el
juego llama la atención del jugador y del virtuoso.
La Atención en el acto del
juego.
Como señaló Gadamer, el juego
llama la atención del Jugador. El jugador no simplemente presta su
atención a la acción del juego sino él encuentra algo en el juego
que llama su atención. Pues no es lo mismo de obtener un reflejo
con un estímulo suficientemente fuerte vinculado con un premio. En
el juego considerado como un acto puro no hay premio ajeno de si
mismo. La razón fundamental por lo cual gente juega es porque es
divertido (fun).
¿Qué es lo
atractivo del juego? Recuerda que Gadamer estudia el juego como un
“indicio12
ontológico” a la experiencia del arte. En Verdad
y Método
intenta resurgir el concepto clásico de que la belleza y la verdad
son unidas. La formula clásica: “lo que es bello es verdad y la
verdad es bella” es re-trabajada con matices.
Gadamer
trata mostrar que la verdad y la belleza son bienes en si mismos y
son deseadas por si mismas. Tanto la verdad como la belleza llama la
atención de ellos que las perciben. Dice:
La
mejor manera de determinar lo que significa la verdad será también
aquí recurrir al concepto del
juego: el
rnodo como se despliega el peso de las cosas que nos salen al
encuentro en la comprensión es a su vez un proceso lingüístico,
hasta cierto punto un juego con palabras que circunscriben lo que uno
quiere decir. Son en verdad juegos
lingüísticos
los que nos permiten acceder a la comprensión del mundo en calidad
de aprendices —
¿y
cuándo cesaríamos de serlo?—. Por eso merece la pena recordar
aquí nuestras constataciones sobre la esencia del juego, según las
cuales el comportamiento del que juega no debe entenderse como un
comportamiento de la subjetividad, ya que es más bien el juego mismo
el que juega, en cuanto que incluye en sí a los jugadores y se
convierte de este modo en el verdadero subjectum
del
movimiento lúdico.
(…).Por
lo tanto, la comprensión no es un juego en el sentido de que el que
comprende se reserve a sí mismo como en un juego y oponga a las
pretensiones que se le plantean el rechazo de una toma de postura
vinculante. Pues aquí no se da en modo alguno la libertad de la
autoposesión que forma parte del poder reservarse de esta manera, y
es esto lo que pretende expresar la aplicación del concepto del
juego a la comprensión. El que comprende está siempre incluido en
un acontecimiento en virtud del cual se hace valer lo que tiene
sentido. Está, pues justificado que para el fenómeno hermenéutico
se emplee el mismo concepto del juego que para la experiencia de lo
bello. Cuando comprendemos un texto nos vemos tan arrastrados por su
plenitud de sentido como por lo bello. El texto lleno de sentido
afirma su validez y nos gana para sí incluso, por así decirlo,
antes de que uno se hava vuelto a sí mismo y hava podido examinar la
pretensión de sentido que le sale al paso.” 13
Yo argumento que lo que llama la
atención del jugador es lo mismo que llama la atención a un lector
de un texto o a uno que contempla una obra de arte. Es la
experiencia de la belleza, el bien, y la verdad. Lo atractivo del
juego es parecido a lo atractivo de un objeto estético. La prueba
de eso es el hecho de que la gente juega y mira el juego sin ningún
premio extrínseco.
Un buen
ejemplo es la experiencia de la belleza visual. Cuando uno ve una
persona bella, hay casi una compulsión de seguir mirándola, uno
tiene que hacer el esfuerzo de dejar de mirar. Los fanáticos de
deportes tienen una atracción similar. Es la atracción de una
jugada o maniobra bien hecha. Por eso los programas televisivos que
muestran imágenes de las jugadas destacadas son tan populares. No
hay motivo por tal atracción fuera de la belleza del juego en si
mismo. La experiencia del juego es su propio premio.
Los jugadores
también tienen una experiencia similar ejecutando el juego. En el
acto del juego hay una atracción a la jugada bien hecha. En otras
actividades que compartan el “elemento de juego” existe un
aprecio similar a la belleza. Una canción bien cantada, un argumento
bien construido, un zapato bien compuesto, todo tienen una atracción
al hacedor que va más allá de la utilidad. Este es una atracción
lúdica deseada por sí. Tal atracción es importante cuando
consideramos la formación del habitus
virtuoso.
La atención en el juego como
una práctica.
No solamente
se ve la propiedad de atención en el juego considerado como un acto
sino también en el juego considerado como una práctica.14.
El juego como acto exige que los jugadores se sometan a un partido o
instancia particular del juego prestando atención a sus movimientos.
El juego visto como una práctica implica atender al juego repetidas
veces.
No solamente se presta atención
durante actos particulares del juego pero también los practicantes
atienden al juego aun cuando no están actualmente jugando. Se ve
este fenómeno en el juego competitivo cuando un jugador/practicante
estudia, levanta pesas, hace ejercicios y revisa videos del juego.
Por medio de los dos tipos de atención (a repetidos actos de juego
i.e., partidos particulares que son fines en si y a los medios para
jugar mejor) los bienes internos del juego son desarrollados para
alcanzar las exigencias de excelencia propias del juego.
La atención
cuando se repetía forma habitus15.
Pues es en la practica que los habitus
son formados. Lo que está formado no es algo ajeno al acto de
atención. Más bien es continuada como habitus
formado por la práctica.
La llamada
de atención en actos y habitus
virtuosos.
Como el juego,
la virtud también tiende a lo bello. Un número de pensadores han
argumentado que existe una unidad de virtud.16
Es decir, que para desarrollar plenamente una virtud hace falta
desarrollar otras. Quiero señalar que además de la unidad de virtud
existe una unidad de atracción que motiva la virtud.
Hay muchos
tipos de virtudes, cada cual es dirigida a un fin particular. Sin
embargo, mientras existen fines principales de cada virtud, no son
exclusivos. Por ejemplo: la justicia es una virtud moral que busca
primariamente el bien pero para hacerlo debe poseer también la
verdad para dar a cada uno lo merecido. Más, cuando se logra la
justicia que lo verdadero y lo bueno hay también tienen una belleza
que resulta de la armonía de las cosas que están como deben estar.
Lo que es bueno y lo que es verdadero son deseados por si mismo aun
cuando son “buenos y verdaderos para”. Su utilidad no quita que
son buenos y verdaderos. Son deseados por si mismos, y más tienen
una perfección que llama la contemplación. Porque llaman la
atención así los llamamos bellos.
La atracción es lo mismo por uno
que contempla una obra de arte, o comprende un texto o reconoce un
acto de justicia. Lo atractivo es la belleza de la obra o de la
verdad o de la justicia realizada. Se puede observar lo mismo en el
artista, el autor o el justo. Ellos experimentan la belleza de lo que
hacen y esto es la fuente primera de satisfacción.
Se puede decir
por lo menos que la experiencia de la belleza en las virtudes tiene
un paralelo con la experiencia de la belleza en el juego. La atención
del jugador es análoga a la atención del virtuoso. Ambos
atienden
a lo bello
pero
son distintos.
Pero se puede decir más todavía
y afirmar que lo atractivo estético del juego es posiblemente
formativo de la virtud. En cuanto el juego implica una atracción a
lo bello, algo deseado por si mismo, es una ocasión para la
formación de la virtud.
La primera razón es que puede
enseñar una donación de uno mismo a algo fuera de uno mismo. El
juego no se justifica en términos prácticos o por beneficios
biológicos. También las virtudes en cuanto se orientan al bien
último no son simplemente útiles. El juego puede ser una buena
ocasión para desarrollar este aspecto de la virtud.
La segunda razón es porque lo
que es bello es bueno y lo que es bueno es verdadero. El juego que
atrae por su belleza puede ser una pedagogía de lo trascendental,
i.e., de una sensibilidad a los bienes trascendentales. Estimo que
un gran obstáculo a la vida moral es que muchos aspiran muy poco.
La experiencia del juego puede ser un comienzo de aspirar a las cosas
más altas.
Aun se puede
afirmar algo más agresivo todavía. Se puede afirmar que el juego y
la virtud compartan la misma propiedad: la atención, que es la
esencia de la voluntad17.
Surgen de la misma potencia del alma, la voluntad, y se dirigen al
mismo objeto: “la belleza”. Además la atención del jugador y
del virtuoso es distinta a otras clases de atención, es atención
lúdica. Huizinga, por ejemplo, piensa que muchas cosas como la
cultura se hacen lúdicamente. Afirmo
que
la virtud
se hace
lúdicamente.
La atención lúdica está
absorta de una manera desinteresada a causa de la atracción
estética de la actividad que se juega. El juego en su sentido
pleno se hace cuando los individuos participan en una actividad en
una manera lúdica.
Como dicho suena como una
definición circular. Pero lo que quiero decir por “manera lúdica”
es lo que fue descrito por Gadamer. “Una manera lúdica” es una
abreviatura de un fenómeno complejo que significa una cierta
disposición subjetiva además de unas condiciones externas
objetivas.
Propongo que la virtud es una de
las actividades que se hacen en una manera lúdica. La virtud se
hace de la misma manera que se hace el juego. La manera en que la
atención del virtuoso es absorbida de una manera desinteresada no
sólo es similar a la manera de atender en del jugador, es de hecho
la misma manera de atender. Como el juego domina el jugador así la
virtud domina el virtuoso.
Aristóteles
señaló que hay una diferencia entre el hombre de voluntad fuerte y
el hombre virtuoso. El hombre de voluntad fuerte que tiene que
controlar su consumo de grasa y rechaza un choripan a pesar del deseo
de comerlo no es virtuoso aunque hizo un acto virtuoso. La persona
virtuosa a causa de su virtud no tiene el deseo desordenado porque
desarrolló el habitus
virtuoso de moderación. A causa de su habitus
la realización de actos virtuosos no es difícil, se ha convertido
en una segunda naturaleza.
Parece que la persona virtuosa es
jugada por su virtud como un jugador es jugado por su juego. Como el
jugador llega a un olvido de sí y se pierde en la acción del juego,
lo mismo pasa con personas virtuosas. La persona virtuosa tiene su
conciencia llena con la imagen de la virtud como el jugador tiene su
conciencia llena con imágenes del juego. Se olvida de si misma y se
pierde en el acto virtuoso.
Entonces, la virtud no es el
resultado de un dominio metódico de su conciencia que controla las
pasiones como un hombre de voluntad fuerte. Más bien, la virtud
juega al virtuoso.
Un corolario: la pureza de
motivos
Un
corolario importante se puede deducir de lo dicho sobre la llamada de
la atención. Cuando vemos que las virtudes son jugadas vemos que
tienen pureza de motivo.
Un jugador perdido en su juego
fija su atención en la acción del juego. Hay un olvido de sí y no
hay un cálculo de beneficios. De la misma manera, por ejemplo, una
persona haciendo la caridad en forma virtuosa, está atraída por la
belleza del acto caritativo. Su atención se fija en eso y se pierde
en el juego de caridad. La persona caritativa está jugada por la
caridad como el tenista es jugado por el tenis.
Esta observación puede
solucionar la dicotomía entre la ética deontológica y la ética
eudemonística.
Los deontologistas argumentan que
la verdadera moralidad consiste en cumplir el deber y que el
eudemonismo al fin de cuenta consiste en un cálculo de beneficio.
Por otro lado, el eudemonista afirma que la vida moral es la búsqueda
de la verdadera felicidad y que la deontológica es una moralidad que
solamente el hombre de voluntad fuerte puede vivir. Si la atención
del virtuoso es atraída por la belleza del acto virtuoso, si el
virtuoso es jugado por su virtud, entonces ambos, el deber y la
felicidad, están en juego. La sumisión debida al bien no es odiosa
porque el bien es bello.
Vincent
Capuano, S. J. antes de entrar en la Compañía de Jesús ganó la
vida como entrenador universitario de baloncesto y profesor de
educación física. Tiene un Master en Educación con especialización
en la Psicología de Deporte. Es licenciado en Filosofía y Teología.
Actualmente es profesor de Teología en Tampa Jesuit High School,
4701 North Himes Avenue, Tampa , Florida EE.UU.
vincent.capuano@gmail.com
1
Hans-Georg Gadamer, Wahrheit
und Methode,
J.C.B. Mohr (Paul Siebeck) Tubingen, 1960; Truth
and Method,
Second Revised English Edition, Weinsheimer and Marshall Trans.and
Eds.( New York, Crossroad Publishers, 1990) Verdad
y método.
ed. esp. Sígueme.
Salamanaca,
1984.
Algunas
citas de este artículo se toman de la edición inglesa de
Weinsheimer y Marshall, otras de la edición española como
indicado.
2
In Part I: The question of truth as it emerges in the Experience of
art. Chapter II: The Ontology of the work of art and its hermeneutic
significance. Section 1: Play as the clue to ontological
explanation. pp. 101-129
3
Sus afirmaciones sobre el juego nos dejan la impresión de que sabe
de lo que dice. De hecho en una conversación privada con Dr. John
Wagner, profesor de Filosofía en Gonzaga University me dijo que
conocía a Gadamer y que él dijo que su descripción del juego
surgió de su experiencia como jugador de ajedrez. Me dijo también
que Gadamer era un buen
tenista.
4
La lógica aristotélica diría que su método es un argumento de
analogía. Indica varias notas o propiedades del juego sin afirmar
la esencia. Luego señala como estas notas son análogas con las de
la comprensión.
5
Gadamer 312
6
H-G.
Gadamer,
Verdad
y método.
ed. esp. Sígueme.
Salamanaca, 1984, 396. "...if we relate Aristotle's description
of the ethical phenomenon and especially the virtue of moral
knowledge to our own investigation, we find that his analysis
in fact offers a kind of model of the problems of hermeneutics..."
Gadamer 324
7
Gadamer 106; ed. esp. 149
8
Ed esp. 144. “Spoil sport” en un término de desprecio que
significa literalmente “corruptor del deporte”. Es uno que no
quiere jugar aunque está en el lugar físico del juego. Por ejemplo
un niño en la canchita de futbol que insiste en agarrar la pelota
con dos manos y correr con ella y no deja que los compañeros
jueguen bien.
9
Gadamer 102
11
Gadamer 104 y 126 ed. esp. 147ss
12
“clue” en inglés.
13
Gadamer 490 ed. esp. 584-585 What we mean by truth here can best
be defined again in terms of our concept of play. The weight of
things we encounter in understanding plays itself out in a
linguistic event, the play of words playing round and about
what is meant....Here it is worth recalling what we said about the
nature of play, namely that the player's actions should not be
considered subjective actions, since it is, rather, the game itself
that plays, for it draws the players into itself and thus itself
becomes the actual subjectum of the playing....
Thus,
understanding is not playing, in the sense that the person
understanding holds himself back and refuses to take a stand with
respect to the claim made on him...Someone who understands is always
already drawn into an event through which meaning asserts itself. So
it is well founded for us to use the same concept of play for the
hermeneutical phenomenon as for the experience of the
beautiful. When we understand a text, what is meaningful in it
captivates us just as the beautiful captivates us.
14
Aquí
uso el término “práctica” como es definido por A. MacIntyre ,
After
Virtue,
2rd ed. University
of Notre Dame Press 1984 (1981) p. 187. ...Any coherent and complex
form of socially established cooperative human activity
through which goods internal to that form of activity are realized
in the course of trying to achieve those standards of excellence
which are appropriate to, and partially definitive of, that form of
activity, with the result that human powers to achieve excellence,
and human conceptions of the ends and goods involved are
systematically extended.”
15
Aquí pienso de las distinciones hechas por Yves R.Simon, The
Definition of Moral Virtue,
Ed. Vukan
Kuic, New York: Fordham University Press, 1986. Mientras
el habito se puede concebir como una relación de un estimulo y un
reflejo que no es puramente voluntaria, el habitus
según el sentido clásico es voluntario.
17
William James, afirma que toda volición implica un esfuerzo de
atención. "...attention
with effort is all that any case of volition implies. The essential
achievement of the will, in short, when it is most "voluntary"
is to attend to a difficult object and hold it fast before the
mind." Para James "volition is primarily a relation not
between our self and extra-mental matter ...but between our self and
our own states of mind". Según
James la volición es esencialmente prestar atención a una idea
particular. "Effort
of attention is thus the essential phenomenon of will. The effort
is to pay attention to the idea that one chooses and not to pay
attention to competing ideas and images. The whole drama of volition
he asserts is a mental drama”. William James. "The Will".
in Freedom
and Responsibility,
ed. Herbert Morris, (Stanford CA, 1961) 81 -82.
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