7º domingo de tiempo ordinario  

ju jitsu espiritual






Desde el 4º domingo del tiempo ordinario, hemos leído del capítulo 5 del evangelio de San Mateo. Los capítulos 5, 6 y 7 de Mateo contienen el Sermón de la Montaña. Aquí vemos Jesús como el Divino Maestro. Nos enseña la nueva ley. Pero Jesús no vino para abolir la Ley y los profetas sino a dar cumplimiento.
El domingo pasado Jesús comenzó a dar más claridad y más profundidad a la antigua ley. Usa la formula “habéis oído que se dijo...pero yo os digo”. Cada vez Jesús agrega algo a la antigua ley considerando no solamente la conducta exterior sino también la operación interior de la voluntad. Jesús nos exhorta a ejercer la voluntad para dominar a las pasiones y así controlar la mala conducta.
“Habéis oído que se dijo a los antepasados no matarás, pero yo os digo todo aquel que se encolerice contra su hermano será reo ante el tribunal.” Quiere que la voluntad domina la pasión de la ira. Luego dice: “Habéis oído que se dijo 'no cometerás adulterio', pero yo os digo todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón.” Jesús quiere que ejercemos la voluntad para controlar la pasión de la lujuria. Luego Jesús nos exhorta a la coherencia entre el pensamiento interior y lo dicho exterior. “habéis oído también que se dijo no 'jurarás en falso', pero yo os digo no juréis en modo alguno.. que tu sí sea sí y tu no sea no”.
Este domingo Jesús nos dice que no solamente debemos ejercer la voluntad y dominar a las pasiones, sino también debemos usar un ju jitsu espiritual contra las personas injustas.
Las artes marciales como el judo, el ju jitsu, y aikido tienen como objetivo derribar al oponente usando la fuerza del mismo. Hoy Jesús se hace profesor de judo espiritual. El practicante de Judo combata a su adversario no resistiéndolo directamente sino dejando que el ímpetu que lleva el golpe del otro lo haga tropezar y lo derrote. Es un misterio, en un sentido, es una paradoja. El judo usa la paradoja para obtener la victoria.
“Vosotros habéis oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pero yo os digo que no hagan frente al que les hace mal: al contrario, si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra. Al que quiere hacerte un juicio para quitarte la túnica, déjale también el manto; y si te exige que lo acompañes un kilómetro, camina dos con él.”
El maestro Jesús no nos enseña ni ser pasivos ni tolerar la injusticia. Más bien nos enseña a mantener la calma y usar la fuerza del enemigo en su contra y convertir el mal en un bien. Nos enseña usar el impulso y la agresividad del otro para derrotarlo.
El Divino Maestro no solo enseña con sus palabras sino también con su ejemplo. En su pasión y muerte en la cruz Jesús utiliza precisamente el Judo espiritual para vencer el demonio. Satanás lanzó toda la fuerza del pecado y muerte contra Jesús, pero Cristo tiró el pecado y muerte al piso y resucitó.
Hoy en Mt 5 Cristo habla precisamente de ese tipo de dinámica en que nosotros usamos la agresividad y la violencia y la maldad que hay en el otro, y en vez de oponernos frontalmente y pararnos y tratar de oponer fuerza en contra, usamos la fuerza del enemigo para en un sentido derrotar y vencer.
Obviamente este significa el ejercicio de la voluntad. El amor con que amamos a los enemigos no es un sentimiento. No sentimos afectos cálidos hacia los enemigos pero podemos desearlo el bien ejercitando la voluntad.
Equivocadamente muchos piensa que la espiritualidad y lo espiritual son cosas sentimentales que sentimos. Se olvida que el pensamiento y el ejercicio de la voluntad son actos espirituales. El amor es un acto de la voluntad. Y para amar bien debemos ejercer la voluntad y tener el autodominio de un maestro de Judo. Solamente así podemos amar a los enemigos y rezar por ellos.

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