¿Por qué ayunamos? ¿Para qué ayunamos?
Introducción
En el evangelio escuchamos la historia del ayuno de Jesús en el desierto y oímos sus palabras: “El hombre no vive solamente de pan”. Entonces nos conviene considerar la pregunta ¿por qué ayunamos? ¿Para qué ayunamos?
Durante los cuarenta días de la cuaresma los cristianos durante siglos imitaban el ayuno de Jesús en el desierto. Punto. La idea más tradicional sobre el ayuno es simplemente imitar al Señor Jesucristo.
Sin embargo en la actualidad el ayuno no está en buenas condiciones en el mundo cristiano. Muchos cristianos, ya hace tiempo, han perdido toda memoria de lo que es el ayuno cristiano. A veces han sentido hablar de ayuno y tratan de inventar reglas sobre lo que deben comer y no comer pero no saben la verdadera naturaleza de ayuno cristiano.
Hay otros segmentos del mundo cristiano que quieren mantener una reliquia del ayuno tradicional, pero bajo la influencia del mundo moderno han reducido el ayuno tradicional a un concepto ambiguo de sacrificio personal.
I. Biblia
Comenzamos mirando lo que la Biblia nos enseña. Bien, la biblia dice cosas positivas y negativas sobre el ayuno.
Por un lado vemos que Jesús solía ayunar y aconsejaba la práctica de ayuno.
Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno no sea conocido por los hombres, sino por tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.” (Mt 6,18)
Por otro lado el profeta Isaías nos comunica la palabra de Dios:
¿Es este acaso el ayuno que yo amo, el día en que el hombre se aflige a sí mismo? Este es el ayuno que yo amo -oráculo del Señor-: soltar las cadenas injustas, desatar los lazos del yugo, dejar en libertad a los oprimidos ... Compartir tu pan con el hambriento y albergar a los pobres sin techo; cubrir al que veas desnudo”.
Sacamos la conclusión entonces que el ayuno es necesario pero no es suficiente para la vivencia plena de la fe. Si ayunamos y no perdonamos nuestros enemigos, nuestro ayuno no sirve. Si nuestro ayuno no nos ayuda a sentir más el peso de nuestros pecados y el daño que causan a los demás y que somos responsables de reparar el daño, nuestro ayuno no sirve.
Si nuestro ayuno no nos hace más humildes, nuestro ayuno no sirve. Si nuestro ayuno no nos une más con la vida divina de Dios, no nos sirve.
El ayuno no es suficiente pero sí, es necesario. Un error bastante común es confundir lo necesario con lo suficiente.
II. Una mirada filosófica.
Mirando el ayuno por la lente de la filosofía Cristiana El ayuno es uno de los modos tradicionales para desarrollar un alma fuerte. Una de las dos potencias o poderes del alma es la voluntad. Un alma fuerte requiere una voluntad fuerte. El ayuno requiere y desarrolla el ejercicio de la voluntad.
La voluntad es el apetito racional, o la habilidad de desear racionalmente. Es distinta de las pasiones que no son racionales.
Por medio del ejercicio de la voluntad deseamos cosas que son buenas. Las pasiones en cambio desean gustos sensibles. Recordamos que el amor verdadero es un acto de la voluntad.
El ayuno que fortifica la voluntad nos capacita para amar hasta que nos duele. Así todos los santos practicaban el ayuno. Por esta razón es parte de la disciplina cuaresmal.
III. Una mirada desde la teología acética mística.
Pero hay otras razones más profundas que tienen que ver con la teología acética y mística.
El ayuno no es una dieta. El ayuno trata del hambre y de la humildad que aumenta, mientras nuestras fuerzas disminuyan a causa del hambre. Cuando ayunamos sentimos más débiles, más muertos, más dependientes de Dios. El ayuno interioriza la admonición con la cual se comienza el tiempo cuaresmal: RECUERDA HOMBRE ERES POLVO Y A POLVO Volverás.
Sin embargo no es infrecuente que los que fracasan con su ayuno benefician más que los que aparentemente ayunan bien. Cuando un hombre fracasa en su propósito de ayunar se siente débil y apoya más en la misericordia de Dios.-- Los publicanos entran en el reino de Dios antes de los fariseos casi siempre.--
Acompañando a mi Papi mientras moría y acompañando a otros moribundos he aprendido un poco sobre cómo se muere. Es un hecho medico que muchas personas se conviertan anorexias antes de morir. Es decir que no quieren comer. Muchas veces la familia y aun los médicos se preocupan y obligan a los pacientes moribundos a comer.
Pero curiosamente los estudios han encontrado que los pacientes que no comen sufren menos que los obligados a comer. Parece que cuando nos acercamos a la muerte el cuerpo tiene una sabiduría que nos hemos faltado durante la vida –sabe que necesitamos algo más que la comida. El hombre busca y tiene hambre del Dios viviente. “El hombre no vive solamente de pan.”
Conclusión
El Cristianismo visto como un sistema teórico de explicaciones del cielo y el infierno, el premio y el castigo es simplemente un cristianismo distorsionado. En tal cristianismo distorsionado el ayuno no es necesario.
Pero el verdadero cristianismo es vivencial o bien conocemos al Dios viviente o no tenemos nada. O bien comemos su carne y bebemos su sangre o no tenemos vida en nosotros. En tal cristianismo autentico el ayuno es necesario porque es una vivencia de la fe.
Entonces ¿Por qué ayunamos?
Ayunamos para vivir como un moribundo –
El que tiene apego a su vida la perderá; y el que no está apegado a su vida en este mundo, la conservará para la Vida eterna.”




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